Hasta el 8 de junio de 2013 continúa Computex , una de las ferias de tecnología más grandes del mundo, el lugar que eligió Intel para presentar sus procesadores Core de cuarta generación y en el que varios fabricantes están mostrando los diseños con los que quieren mantener vigente y modernizar a la PC, llevándola más allá de los formatos clásicos y de Windows .
En un mundo en el que las tabletas y los celulares son cada vez más populares, la PC sigue manteniéndose relevante, pero para muchos debía actualizarse. Y lo que apareció tibiamente el año pasado se está dando con mucha fuerza en este: equipos que son una PC convencional, pero que ofrecen, además de una notebook, un teclado que se desprende para transformarse en tableta; corren Windows 8 o Android (porque Microsoft ya no tiene una relación exclusiva con los chips x86 de Intel y AMD, e Intel ya apoya por igual a Windows, OS X, Android y otras variedades de Linux).
Los primeros días de la feria estuvieron dominados, sobre todo, por dos compañías: Acer y Asus, los gigantes que siguen a Lenovo, HP y Dell en ventas . Samsung también mostró su nueva tableta Galaxy Tab 3 con Android 4.2, pantalla de 10 pulgadas y un chip Intel Atom, y Dell una nueva ultrabook convertible.
En la feria también hubo otras novedades: Foxconn confirmó su interés por crear teléfonos basados en Firefox OS , como parte de su estrategia -similar a la que alguna vez siguió HTC- para dejar de ser un simple fabricante para terceros. Y en el stand de Mozilla no sólo se vieron celulares: también mostraron una tableta corriendo este sistema operativo.
Y van apareciendo algunos de los típicos y singulares participantes de la feria, como la firma Sonostar, la última en sumarse a la apuesta por ser el que domine el mercado de relojes inteligentes .
También está presente la gente de Neurosky, conocida por sus dispositivos capaces de leer las ondas alfa del cerebro y transformarlas en órdenes para controlar dispositivos digitales, y que incluso está siendo usada en algunos proyectos en la Argentina.
Fuente La NACIÓN
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